Se conceptualizó a través del estudio de la situación gastronómica en la zona del sector del volcán Irazú, ya que la propuesta buscó resaltar la identidad de producción, contexto y paisaje. "El Robert Comer y Dormir" se volvería un nodo importante en la zona de Chicuá de comercio, intercambio y cultura. Dentro de sus objetivos incluía un  rescate primordial de tradiciones pertenecientes a un patrimonio intangible, como tangile por la restauración, reconstrucción y remodelación propuesta al inmueble histórico. Se volvió a la forma inicial de cuando el Robert fue construído a principios de 1920. La propuesta con volúmenes de vidrio contemporáneos enmarcaron el inmueble patrimonial. Estos funcionan como agentes de intercambio entre el adentro y el afuera. Este conector visual no sólo es práctico para el programa si no en su paisaje, clima y contexto. Se propusieron recorridos gastronómicos con el fin de fortalcer la economía en la zona a través del agroculturismo. El "Robert Comer y Dormir" es una propuesta que sin duda responde a una problemática muy puntual de la zona, pero a la vez se vuelve un modelo a seguir para  visualizarse en diferentes zonas rurales y productivas del país para fortalecer nuestra identidad de producción y paisaje nacional.